ALBERT MOLINARI
Se acerca el 2019 y es de recibo desear felices fiestas a todos; tanto lectores como aficionados como plantilla del Divina Seguros Joventut. El 2018 ha resultado ser un año al más puro estilo Dragon Khan: vértigo, subidas, bajadas y suave aterrizaje.
Empezamos con derrota y cambio de entrenador en el mes de enero. Primera curva cerrada. Llegó Laprovittola primero, Carles Durán después y Conger como guinda. Subida dura para caída en picado. Posibilidad de perder el club en marzo. Doble tirabuzón a velocidad sónica. Salvación temporal económica y espectacular final de temporada. Subida de impacto y adrenalina. Y llegada de Grifols, renovación de Nico y fichajes de Dawson, Mathias, Morgan, Todorovic y Harangody. Suave aterrizaje para la estabilidad general.
Solo con lo vivido en 2018 uno puede hacer un libro; pero sobretodo, ser de la Penya de por vida. Sinceramente, creo que es uno de los años más trascendentales de la historia del club por varios aspectos y que seguramente marquen un antes y un después (tanto como entidad como con plantilla).
La cantera sigue dando frutos, los chicos ilusionan y los fichajes gustan. La directiva apuesta por un entrenador de la casa que ama el club y las arcas están saneadas. Solo falta recoger los frutos en un espacio breve de tiempo, que podría ser la inclusión del club en el bombo de la Copa del Rey … después de 7 años sin estar en la cita.
Para ello toca reforzarse ante la plaga de lesiones (Birgander, Ventura, Bieshaar, Zagars) que merman el fondo de armario y el potencial del equipo. Además, Laprovittola y Todorovic empiezan a acumular muchos minutos y Dakota aún está recuperando la forma. Esperemos que los refuerzos lleguen y podamos celebrar como merecemos la entrada al 2019… aunque debamos esperar al 20 de enero para saber si nos ha tocado el Gordo.